La culminación de la mirada crispada, violenta y popular de Fernando Rey: «El mundo sigue» (1963)
El trabajo de Fernán-Gómez como director tiene una amplia variedad de influencias: la tradición literaria del sainete y el costumbrismo de autores como Arniches o Fernández Flórez, cineastas españoles con los que trabajó como Neville, Serrano de Osma o Saenz de Heredia, y por último pero no menos importante el Neorrealismo italiano, que Fernán-Gómez introdujo en España inclueso antes de las famosas Conversaciones de Salamanca. Su papel en la película de Berlanga Esa pareja feliz le enseñó una forma de fusionar comedia, realismo y experimentación formal, que puede observarse en sus primeros trabajos como La vida por delante. El resultado es un estilo muy personal e irregular en el que los géneros populares se fusionan con la mirada crítica y la audacia formal de un autor. En su obra maestra, El mundo sigue, Fernán-Gómez va un paso más adelante y desarrolla una tensa perspectiva y una escritura fílmica violenta para dibujar unha cruda imagen de las clases populares del Madrid de posguerra.